2010-07-15

Cooperativa, un modelo con futuro

CON motivo de la reciente celebración del Día Internacional de las Cooperativas, queremos realizar unas humildes consideraciones. Cincuenta años largos han transcurrido desde que nuestros padres y abuelos fundaron las primeras cooperativas lácteas, y no ha pasado un año todavía desde que estas se disolvieron para fusionarse dando lugar a Kaiku Coop. Nadie puede restar su importancia a los proyectos que hemos llevado a cabo a lo largo de este camino.

En aquel tiempo, cada uno llevaba a cabo, como podía, la venta de la leche y, ante fluctuaciones del mercado o de la propia producción, no resultaba fácil dar una salida adecuada a cada situación, especialmente para los ganaderos que vivían alejados de los grandes núcleos de población.

Había que encontrar la manera de garantizar la recogida y puesta en el mercado de toda la leche producida y para ello nuestros antecesores crearon las cooperativas y las asociaciones ganaderas, las industrias, haciéndose en los años posteriores con una mayoría en el capital. En lugar de andar cada día sin poder vender el producto de su trabajo, había que transformarlo de forma que se ampliaran sus plazos de caducidad y con ello, colocarlo todo en el mercado. Un paso importante a nuestro entender, porque ello acarreaba la seguridad de poder colocar las producciones en el mercado.

Ha sido un camino de muchos años y durante ellos hemos conocido muchos cambios. Tanto en la producción como en los hábitos de compra de la gente. Los cambios en los hábitos de vida de las personas que supuso la entrada en el Mercado Común Europeo, las inversiones que, por fuerza de estos cambios, hubo que realizar en las plantas de transformación, por la implantación del sistema de cuotas en la producción láctea… y ahora los cambios añadidos que conlleva la globalización de los mercados mundiales hacen que la situación actual no tenga nada que ver con las necesidades que en su día propiciaron el nacimiento de las cooperativas.

Ha sido duro el camino a lo largo de todos estos años y no es broma lo que nos está tocando padecer hoy. Algunas veces, sin poder hacer frente a las inversiones de la industria, otras, como la actual, sufriendo las injusticias que crea el mercado. Pero siempre pensando e intentando proteger a nuestros socios.

El valor de una cooperativa es proporcional al de los hombres y mujeres que la integran y, a menudo, no se le da la importancia que realmente tiene al trabajo y a la responsabilidad que supone el ser socio de una cooperativa.

No vendría mal la realización de cursillos de aprendizaje y formación para actualizar los valores cooperativistas y para clarificar dónde queda la frontera entre los derechos y las obligaciones de los socios.

En los sectores industriales y de servicios, no hay en toda Europa organizaciones colectivas similares a las que se dan en nuestro entorno. Mondragon es un ejemplo. La disciplina en el trabajo, las necesidades que crea la penuria y el planteamiento de asumir sacrificios para crear riqueza sin tener que salir fuera hicieron posible el milagro. Arrizmendiarrieta no podía imaginar que estaba creando un nuevo modelo social y económico de referencia en el mundo cuando comenzó a dar sus primeros pasos en esta dirección.

Sin embargo, el cooperativismo agrario está fuertemente implantado en Europa, muy bien organizado, con cooperativas en general más grandes que la nuestra, con implantación en diversos países y con capacidad para hacer frente a las grandes multinacionales de capital privado. Cooperativas que otorgan gran importancia a la formación, y que por medio de la organización y realización de cursos preparan a sus socios, en especial a los cargos con más responsabilidad en las mismas, a los miembros de los consejos rectores rurales, a los compromisarios, etc. actualizando continuamente su formación.

Es una apuesta a largo plazo, y aunque los movimientos especulativos de los mercados pueden ser tentadores en algún momento, tenemos claro que en plazos más amplios la cobertura de las cooperativas resulta beneficiosa para sus socios. En el corto plazo, el sistema económico en el que nos movemos implica en muchas ocasiones tener que tomar decisiones con mucha rapidez. Y es en este sentido en el que observamos el mayor problema, porque el mismo funcionamiento del sistema cooperativista ralentiza dicha toma de decisiones, siendo esa rapidez tan necesaria para aprovechar las oportunidades que proporciona el mercado.

Esta muy bien que una vez al año se celebre un día dedicado a las cooperativas pero está claro que el cooperativismo hay que ejercerlo diariamente, todos los días: organizarnos, trabajar y desde la responsabilidad de cada uno de los socios, crear sociedades cada vez más implantadas y competitivas. Y en nuestro caso, aportando nuestro esfuerzo en las empresas en las que somos partícipes, obteniendo mejoras para los productores lácteos de nuestra cooperativa.

Jon Aguirre / Vicepresidente de Kaiku Coop. y Vocal Fed. Coops Agroalimentarias de Euskadi.

(Fuente: DEIA - 2010-07-09)

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