2010-08-05

Cata de arte y txakoli




Las bodegas ya no son lo que eran. Arquitectos de fama internacional han construido edificios de estilo vanguardista, convirtiéndolas en un escaparate de la arquitectura. La Rioja alavesa reúne en pocos kilómetros obras de grandes arquitectos de mucho prestigio internacional, que se han puesto al servicio de destacadas marcas de vinos para diseñar las bodegas más modernas del mundo. Los templos del vino han dejado de ser sólo simples lugares donde se alimenta el cuerpo, y pasan a alimentar también el alma.

La Diputación de Bizkaia ha decidido convertir las bodegas en espacios donde se fusiona el arte y la cata de txakoli. El proyecto Ktart, que es una propuesta de Nekalur y Dosuve, permite crear una sinergia entre estas dos artes. De esta manera el arte convive con el gusto y el olfato, sentidos que siempre se han considerado alejados de esta práctica por su cercanía a lo físico, y que ahora confluyen en esta original iniciativa.

En esta ocasión se ha propuesto al escultor Ube (Munitibar, 1961) que cree una exposición especial para abrir este innovador proyecto, que busca también aumentar las visitas a las bodegas, saciándolas con la escultura.

Tras permanecer unas semanas en la sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina, en el Palacio Mendibile y en las bodegas de Asola Oxinbaltza, la muestra ha llegado a Doniene Gorrondona, en Bakio, donde permanecerá hasta el 31 de agosto, para luego trasladarse a Itxasmendi (Gernika) los días 17 y 18 de septiembre y Berroja, del 29 de octubre al 30 de noviembre.

experimentación Nada más entrar en Bakio se encuentra el caserío Gorrondona, construido en 1852, año en el que, según se tiene constancia, ya se elaboraba txakoli. Gorrondona es uno de esos ejemplos más claros de la evolución del tradicional caserío en unas modernas instalaciones. Esta bodega, una de las decanas de la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina, empezó a comercializar txakoli de una manera profesional a partir de la década de los 70. En 1994 un grupo de jóvenes emprendedores se hizo cargo de la bodega, incorporando mejoras técnicas y experimentación continua. "Cuando nos propusieron exponer obra de un artista en nuestras bodegas nos pareció una idea estupenda", explica Andoni Sarratea, uno de los cuatro propietarios. "Es una manera de dar gusto a varios sentidos. La bodega deja de ser un mero centro de producción y pasa a ser un punto de encuentro en el que disfrutar del arte con un buen txakoli en la mano", explica este bodeguero.

arte fuera de los museos El proyecto Ktart tiene también otro valor añadido: sacar el arte de sus lugares habituales. El vino se ha acercado a los museos, así el Guggenheim de Bilbao ha acogido este años la décima edición del Salón de vinos y aceites Enolia. Ahora es el mo-mento de que el arte se acerque a las bodegas.

El escultor Ube -"me llamo José Angel Uberuaga pero desde pequeño me han llamado Ube"- lleva más de 10 exposiciones durante este año, pero ninguna en un lugar tan original como unas bodegas. El escultor de Munitibar ha sido el artífice de este maridaje excepcional a través de la materia prima que sirve para dar forma a ambas realidades.

El arte y la escultura se convierten en una demostración de trabajo de la persona con la tierra, la madera y el acero… Al igual que el txakoli busca el trabajo bien hecho con la piedra, la madera y el acero.

Ube presenta una selección de obras basadas en la naturaleza, ideadas para transmitir acción y reacción. Unas obras nacidas de esta tierra que el visitante se topa al final de su recorrido por las bodegas y que degusta acompañadas de unos caldos surgidos de las viñas vizcainas. Dos mundos que sirven para dar placer a los sentidos y que convergen en un perfecto maridaje.

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