2010-09-07

Las cosas de comer (Cesar Lumbreras)

Está el Galgo Apeles preocupado por la situación en el mercado de los cereales y las oleaginosas, en particular, y de los alimentos en general. La combinación de los factores clásicos (oferta y demanda variable) y de elementos nuevos, como la especulación a través de productos financieros sofisticados, a los que se podrían denominar en sentido amplio derivados y estructurados, hace que el panorama mundial de las materias primas agrarias se haya vuelto del revés.Hoy resulta prácticamente imposible realizar previsiones sobre su posible evolución a corto y medio plazo, porque un acontecimiento en un día determinado las destroza totalmente. La especulación, la volatilidad y la inseguridad son tres palabras con las que nos vamos a tener que acostumbrar a convivir. Y su mezcla puede resultar explosiva para la estabilidad mundial.Estamos actuando sobre productos que satisfacen una de las necesidades básicas del ser humano: la alimentación. Desde muy pequeño he escuchado esa frase de que con «las cosas de comer no se juega».Pues bien, seguimos jugando entre todos. Por un lado, el objetivo de reducir el hambre en el mundo que se había fijado la ONU no se ha cumplido, sino que vamos marcha atrás.Por otro, algunas potencias como la UE han adoptado políticas encaminadas a reducir su producción de alimentos y hacen eso justo cuando los acontecimientos recientes nos demuestran que la agricultura y la ganadería deben considerarse como una actividad cada vez más estratégica.Es algo que debería tenerse en cuenta de cara a la próxima reforma de la PAC, partiendo de la base de que es peligroso jugar con las cosas de comer.

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